Durante la segunda mitad del siglo XIX, la única forma
de cruzar el Támesis era a través del Puente de Londres (no
confundir con el Tower Bridge o Puente de la Torre), un viaducto de 16,5
metros de anchura situado al oeste que daba servicio a todo el tráfico de la
ciudad. Conforme crecía la densidad de población de la zona este, crecía la
necesidad de dar salida a todos.
En 1876 se configura el ‘Subway Committee’ (Comité especial para el paso subterráneo) para intentar dar una solución al problema y convocar un concurso de ideas. Los condicionantes eran claros: debería ser un icono de la ciudad y también dejar pasar el tráfico marítimo del puerto cercano situado en el ‘Pool of London’.
Más de cincuenta ideas se presentan al comité y tras
un fallo polémico y controvertido se decide aprobar el proyecto del hombre de
la casa, Horace Jones, el arquitecto municipal de la ciudad. Había nacido
el ‘Tower Bridge’.
Operarios caminando por una de los tirantes de los pilares |
La construcción comienza en abril de 1886 y se
prolongaría durante ocho largos años. Casi 500 personas trabajarían en dos
turnos durante ese tiempo. El diseño de Jones era un puente de 244
metros de longitud sobre dos apoyos de 65 metros de altura y 70.000 toneladas
de hormigón hincados en el lecho del río. Las dos torres se disfrazarían con
ropa medieval para convertirse en los faros totémicos de la ciudad. Antes de
terminar el proyecto, el arquitecto muere y se decide cambiar el traje medieval
de ladrillo por las actuales modernidades neogóticas de John Wolfe-Barry,
el antiguo ingeniero jefe de Jones, ahora a los mandos de la dirección
facultativa.
Trabajando
en el 'Tower Bridge'. en 1892. Los pilares a medio revestir |
11.000 toneladas de acero fundido se utilizaron para
cubrir el vano de 61 metros, los marcos, la pasarela superior, los anclajes y
los tirantes de ambas torres. Dos planchas de 1000 toneladas pueden elevarse
hasta los 83 grados mediante un sistema hidráulico instalado en el interior de
ambas torres. En el diseño original, 6 grandes depósitos de agua metida a
presión por varias máquinas de vapor, se encargaban de mover el mecanismo. Hoy
el agua ha sido reemplazada por aceite y la fuerza del vapor, por la eléctrica.
A punto de
coronar el revestimiento de los grandes pilares
Las dos torres se proyectaron con una pasarela
peatonal de unión a nivel superior. Su incomodidad residía en el uso de las
escaleras para poder acceder a ella. Por lo que tuvo escaso éxito, y la gente
acabó pasando en paralelo con los automóviles. Ahora la pasarela es parte del
museo del Puente.
En su momento, el Tower Bridge fue el puente
levadizo más grande y sofisticado del mundo. Hoy es un icono, hito, seña de identidad
y museo de Londinium
Precioso el blog y la pagina web. Esto hay que explotarlo, díme como podemos hacer comentarios en la web y se lo paso a los alumnos que estuvimos en la ruta de paseando por Londres.
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